Mi cuervo

Tengo un cuervo, lo encontré amarrado en cadenas y con sus plumas avejentadas "injustamente" y el pellejo quemado con agua hirviendo, me miró desde una rama y sus ojos negros intensos se robaron mi atención y mi mirada, el pobre cuervo saltaba en esa rama haciendo ruidos para que yo le diera algo de atención.

Me di la vuelta y reconsideré prestarle atención como mil veces, y el cuervo seguía revoloteando y el maldito ruido de sus cadenas destruían mis tímpanos.

Sin embargo decidí pararme debajo de esa rama y admirar al "pobre" cuervo, me puse a conversar con él y me dio a entender con saltos y sonidos que quería liberarse de las cadenas y que necesitaría de cuidado para que su plumaje sea hermoso de nuevo.

Y yo le dije: "Pero Cuervo, ¿estás seguro? ¿Cómo sé yo que con tus uñas en algún momento no intentarás sacarme los ojos?

Y el Cuervo me respondió "Corc, no, jamás haría eso!"

Me pareció tan sincera la respuesta del "pobre" cuervo amarrado y tan doloroso su pedir, que procedí a encaramarme en el árbol y rompiéndome las manos desaté sus delicadas patitas de las cadenas oxidadas. Lo tomé en mis brazos con delicadeza y lo puse en mi pecho para que sintiera calor. Lo llevé a mi casa, lo alimenté y le hice terapia reconstructiva, le enseñé a volar de nuevo y perseguir su naturaleza.

Al poco andar Cuervo intentó sacarme los ojos, y desde aquél entonces estoy considerando en enjaularlo, rodearlo de papel, y cuando menos se lo espere esparcir kerosene y dejar caer la cola de mi cigarro. Me tomaré dos pastillas para dormir y no escucharé cuando se queme en el fuego de mi más profundo odio.