Primavera
Me encanta cuando comienza a haber calor y desparecen los días de poca luz, nublados y mojados. A la vez detesto pensar en lo aún más horroroso que será andar en metro a medida que suban las temperaturas. Pero me alegra imaginar el que nos vamos a poder sentar en alguna terraza, alguna tarde a beber algo después de las 18 horas, o las aún no programadas salidas a caminar con quien me quiera acompañar cuando el sol no frie la piel y las tardes son casi interminables. Primavera... pero a la vez detrás de tanto renacer y tanta alegría se esconde algo absolutamente incontrolable para mi cerebro a nivel bioquímico. Pese a que amo el sol, el buen clima, las frutas frescas, dejar las chaquetas en casa, usar gafas también odio profundamente los sentimientos que me provoca la primavera, es como si el renacer de la naturaleza robara energía dentro de mi cuerpo y me siento extraña, me comporto de manera inusual y tengo sentimientos que quisiera arrancar y destruír. Quizás nadie me entienda y la gente que me rodea no comprende qué se siente y por qué me comporto de tal y cual manera.
Me embarga una profunda tristeza que quisiera eliminar, pero también un sin fin de sentimientos que no puedo entender por mi misma. Estoy consciente del grueso del asunto, qué quiero, qué amo, para dónde voy. Pero estar sumida en éstos sentimientos insoportables es como hundirse en un banco de arena movediza, hasta que "algo" mágico y celestial me rescate, como ha sucedido desde que tengo 15 años.
No basta con arrodillarme a rezar diez mis rosarios, si no que necesito fuerzas para luchar, y a veces parece que se agotaron y que ésta vez definitivamente sí me hundiré en este banco de arena movediza que no me está dejando respirar.
-Ésta fue la nota depresiva-
-Aporte-
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