¡¿Qué le hiciste a Tomás?! ¡¿Qué le hiciste a MI Tomás?! ¡¿Dónde está?! Salí gritando como una loca. Ahora sin él, sin saber dónde encontrarlo me he quedado sola, ha desaparecido de todas las esquinas donde sabía que estaba, se fue donde yo no pueda localizarle. Se fue, se fue, se fue, y no puedo más que romper en llanto y gritos, desesperada y muerta de dolor, por éste abandono.
Estuve esperando a Tomás tanto tiempo, siempre supe en el fondo de mi alma que toda ésta ausencia sólo alejaría a Tomás del centro, que no podríamos soportar tanto frío, tanta distancia, tanta necesidad. Abrí los ojos y ya no lo vi pasar, esperé, esperé, lo toqué, lo besé, pero allí ya no estaba Tomás, se había ido, me desesperé, no sabía qué hacer, si seguir o dar marcha atrás. No acepté que Tomás no estuviese allí, debía seguir, quizás dormía, quizás se atrasó, quizás estaba enfermo, Tomás debía seguir allí, t e n í a q u e s e g u i r allí, y yo continué con lo que hacía, continué besándolo y no había caso, él no aparecía por ningún lado, lo besé, lo besé y lo besé y Tomás no aparecía desde donde sea que hubiese estado, esperé y nada, no habían rastros de Tomás, ni la sombra, ni el olor, ni una caricia, NADA! ABSOLUTAMENTE NADA! Se me vino el mundo abajo, quedé tapada de escombros en un segundo, destruída, completamente perdida, vacía. Abosolutamente vacía, frene a frente con el abandono más cruel. La última bala que penetra en mi cuerpo. Y no soy capáz de siquiera mirarme al espejo. No puedo resistir éste abandono de Tomás, toda ésta soledad, ésta desesperación, ésta amargura, ésta verguenza, ésta rabia, ésta decepción, éste vacío de quedarme con los brazos abiertos sin tener a dónde dirigirlos.
Me rendí de buscarlo, no había caso. Sin Tomás ésto no puede ser pasión, no puede ser nada. NADA. ¡Qué palabra tan enorme, tan vacía, tan cruel! A lo que esa masa inerte, sin alma me dio la espalda exploté en llanto, como no lloraba hace años, como nunca había llorado y repetía su nombre desesperadamente, vacía, devastada, exhausta, desilusionada, con lo poco que queda de corazón, completamente destruído, sin garantías, sin retornos, sin curaciones.
Tomás se ha ido... por cuánto tiempo no sé, puede ser circunstancial o para siempre.
Sin Tomás, el amor, la pásión, el deseo, entre otras cosas, no existen, están muertos.
Sin Tomás, el dolor, el rencor, la desidia, entre otras cosas, son infinitas, están vivas, latentes, amenazantemente aquí a mi lado.
El amor después del amor, tal vez,
se parezca a este rayo de sol
y ahora que busqué
y ahora que encontré
el perfume que lleva al dolor
en la esencia de las almas
dice toda religión
para mí que es el amor
después del amor.
(...)
Fito Páez - El amor después del amor
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