Aleluia

Porque me subo los pantalones, le doy un beso de despedida y es casi como si nada hubiese pasado, no hay un antes ni después entre éstos dos cuerpos, salvo un relajo entremedio de las piernas y una sensación placentera y persistente, prendo un cigarrillo, luego en la esquina, chascona, poseída por el perfume y el sudor de nadie sabe quién me encuentro con un rostro conocido, pretendo que no le he visto y sigo caminando, me duele el tobillo, no estoy acostumbrada a usar tacos. Me paro en la esquina y espero volver a casa. Estoy cansada, tengo sueño, tengo hambre y tengo sed.
Llego a casa después de una noche relajada, de un día más de trabajo y de unos milímetros más cerca o más lejos de la libertad. Abro la ventana de los mensajes, no es Tomás, pero alguna vez creí verle allí, "do you want to fuck me?" pregunta, y así, igual de directa la digo que sí, porque aunque ya no eres Tomás, igual te puedo tener enredado entre mis piernas. Tengo sueño, tengo hambre y tengo sed.