Cuando a uno le arrebatan lo que ama
Me acordé de algo triste. Como cualquier cabro chico, yo también tuve mis mascotas queridas, hasta que se me acabó el amor abruptamente por ellas. Aprendí la triste lección de que uno, a veces en ésta miserable vida, debe alejarse de los seres vivos que uno ama, y duele, duele muchísimo, y afecta, invisiblemente por un largo tiempo, más extenso de lo que uno cree, y el dolor se convierte en inolvidable al pecho. Cuando más chica, tenía una perrita quiltra que quería mucho pero no era muy juguetona porque ya estaba viejita y no me pescaba, entonces derepente un día ya no estaba más en el patio, y me explicaron que se había ido al cielo, por la torpeza de alguien en mi casa que al querer "quitarle las pulgas", le echó tanax encima y la perrita lo ingirió y se murió. Yo era chica, y poco y nada creo que caché de eso. Al tiempo me llegó de regalo un perro hermoso, fino, de alcurnia, deseado, envidiado, joven, con fuerza y CRUZABLE! Era demasiado loco para mi gusto y era incluso más bello que los mismos perritos que usan para la marca Hush Puppies. El perrito era visitado por otras perritas para "cruzarse", cosa que yo no entendía con 6 años, whatever que eso haya sido, un día de verano gracias a una exitosa "cruza" yo pude ir a buscar UN PERRITO!! Síiiii!!! yo era re chica, y con qué ilusión fui a buscar a mi perrito, que en realidad me advirtieron que no era mío propiamente tal, sino que sería provisorio que el perrito iba a estar en la casa, porque como era hembra se corría el riesgo de que se "cruze" con su progenitor y allí ya iban a salir los cachorritos "fallados" pero más terrible que eso era que nos íbamos a llenar de cachorros. Obvio, para ellos.
La cosa fue que yo me encariñé taaaaaaaaaaaanto pero taaaaaaaaaaanto con el perrito, que creo, fue el verano más feliz de mi vida. No entendí la advertencia que me habían hecho, porque no conocía lo de "provisorio", hace un par de años me había llegado una hermana a la casa y todavía no se iba, siendo que yo quería que se vaya. Entonces, según yo, el perrito era mío y punto. Andaba todo el día con la perrita, le puse nombre, Sofía, le hacía cariño, la amaba con la inocencia infantil de amar a una mascota, me llenaba el pecho de amor la perrita, y era tierna, y ella también, perrunamente, me quería. Era tan linda y tierna, y su naricita mojada, y era chiquita y amorosa entera. Yo la adoraba. Pero, llegó el día D, el puto día en que me la quitaron, la mandaron a otra ciudad en tren qué sé yo, la cosa fue que los vacas de mi familia LA ENCERRARON en una jaulita, porque no podía ir suelta, le habían encontrado otra familia, pero me hicieron presenciar el espectáculo de ver a MI perrita encerrada en una jaula y vivir minuto a minuto el tortuoso camino de la separación, y la pobre chillaba porque estaba asustada, y yo lloraba y lloraba como una magdalena, y la perrita estaba allí encerrada y con carita triste, y yo me moría a pedazos allí mismo a vista y paciencia de todos los vacas. Con 6 años a uno le rompen el corazón así. Fue horroroso, y desde allí que no tengo ni unas ganas de tener otro perro, me dio pena cuando se murió el papá de la Sofi varios años después, pero ya no he sentido ganas de tener un perro, ni nada. Al contrario, creo que los detesto. Se me achicó el corazón para siempre. Y el día en que me apartaron de MI mascota regalona, comenzó mi camino de insensibilidad, indiferencia, apatía y "maldad".
El perro es un amigo fiel que siempre se queda al lado de su amo, a no ser que lo regalen o lo boten en otro lado, la Sofi siempre se hubiese quedado conmigo y juntas hubiésemos envejecido, ella hacia su ancianidad y yo hacia mi adolescencia. Por eso prefiero a los gatos, uno los quiere, y ellos a uno "a su manera" también, pero en su naturaleza ellos se pueden ir cuando quieran o sientan que se tienen que ir. Es un amor sin garantía de permanencia. Es más fugáz.
Por eso, si tienen hijos, trátenlos con psicología, pero no los acerquen a mi, porque también detesto los niños!
Soy mala ¿¿¿¡¡¡¡y qué!!!!???