TRAICIÓN: desde pequeñitos el padre y el maestro nos decían que es lo peor que puede imaginarse. ¿Pero qué es la traición? Traición significa abandonar las propias filas. Traición significa abandonar las propias filas e ir hacia lo desconocido. Sabina no conoce nada más bello que ir hacia lo desconocido. (Milan Kundera, La insoportable levedad del ser, acerca de la "traición").
Y la desconfianza mezclada con orgullo, trajo a mi el deseo de traicionar a mi propia traición.
Sabía que no iba a resistir demasiado, en algún momento Tomás iba a tener que aparecer para que mutuamente nos tentemos a traicionar, a abandonar nuestras filas, y no ir precisamente hacia lo desconocido, es ESE deseo irrefrenable que nos mueve, cada uno con sus razones, pero la traición es nuestro punto de encuentro. Mientras esperaba a Tomás pensé en el acto que iba a ejecutar, por qué lo hacía, qué sentía. Me invadió el dolor de pensar en que otros labios me tocarían y que ya era demsiado tarde para dar marcha atrás, lo había decidido, debía hacerlo, tenía que ser así; pero debía vencer cualquier duda, mi deseo de traicionar debía ser más fuerte. Debía triacionar, para sobrevivir. Mis ojos no te pueden ver, quizás sí te amo como se ama a Dios, sin tener que verlo, pero yo estoy en el mundo real, en éste mundo en que necesito sentir que vivo, que corre sangre en mis venas, aunque sea por la emoción de traicionar. Peor es nada. A veces imagino, hasta creerlo, que no existes, que nunca exististe sino que has sido producto de mi imaginación, de mi debilidad, que no importa lo que haga, no te volveré a ver. Pero cuando pienso en que existes, pienso también en tu traición, y es allí cuando me hierve la sangre y tengo que salir corriendo a buscar la oportunidad para pagarte con la misma moneda una y las veces que sea necesario para apaciguar mi rabia y armarme de valor. ¡Qué manera tan extraña de mi parte para recuperar la dignidad! Y pienso cuál es la dignidad.
Tomás y yo, abrazados en dirección a su bodega... sin sentir más que deseos de hacer por hacer y deshacer, conversar un rato, fumar un cigarrillo, encerrados en un metro cuadrado, Tomás... sí, eran de nuevo las manos de Tomás sobre mi, otras manos, otros besos, más intensos, con más lengua, sin sabor. Otro olor, otro color, y el vacío. Besé a Tomás muchas veces, muy intensamente, pero siempre ante mis labios estabas tu, y pensé de nuevo en tu maldita traición y quería gritarte lo que ya te había dicho: "Mírame!!! yo no necesito lástima, consigo todo por mi misma, mírame!!! que si me descuidas yo me voy por otro camino", y así, tal cual te dije, es. Si tu me pierdes de vista, yo me voy por otro camino, como un niño inquieto. Así me hierve la sangre.
Quizás nunca me preguntes, y yo nunca te diga la verdad.
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