Toys for you
No puede ser, me dije convencida para dentro, supe inmediatamente que esa aceveración me conduciría por calles en las que sólo había pensado pero que todavía no había transitado; la perdición misma invadió mi esqueleto y me castigué tantas veces por tamaño error, odié, patié, grité y hasta quise llorar, pero no pude. Hablé con todos y con nadie, conseguí lo injustificable, todo ésto en la más plena desolación, pense que si pasaba todas éstas vayas sólo conseguiría ser más descarada y por ende tener un fortaleza más de esas que son oscuras.
¿De dónde venía toda ésta fuerza, toda ésta rabia? Exhumé los dolores y las penas de ese cementerio que intento olvidar y me enfrenté a cada uno de los cadáveres putrefactos que por tanto tiempo habían estado dos metros bajo tierra. Uno por uno me vinieron a visitar, respetando su turno y su tiempo, y así perdía el miedo por mi, pero luego de cada conversación más te quería protejer, y ahora sé que tu lo habías entendido todo, absolutamente todo, antes de que yo estuviese siquiera consciente de que tu habías estado allí. La idea de ti me llenó de los más profundos temores y al mismo tiempo fortalezas, nunca quise que nada ni nadie te dañase, ni siquiera yo misma, que nadie te mire, que nadie te toque, que nadie sepa de ti. Si yo no intentaba protegerte, absolutamente nadie más podría haberlo hecho en ningún lugar de éste pérfido mundo. Por eso hasta el odio más profundo tiene una razón justificada, era amor, el más profundo, el más real, el más amor. No tenías por qué ver lo que yo veo y no quiero ver sólo porque sí.
¿De dónde venía toda ésta fuerza, toda ésta rabia? Exhumé los dolores y las penas de ese cementerio que intento olvidar y me enfrenté a cada uno de los cadáveres putrefactos que por tanto tiempo habían estado dos metros bajo tierra. Uno por uno me vinieron a visitar, respetando su turno y su tiempo, y así perdía el miedo por mi, pero luego de cada conversación más te quería protejer, y ahora sé que tu lo habías entendido todo, absolutamente todo, antes de que yo estuviese siquiera consciente de que tu habías estado allí. La idea de ti me llenó de los más profundos temores y al mismo tiempo fortalezas, nunca quise que nada ni nadie te dañase, ni siquiera yo misma, que nadie te mire, que nadie te toque, que nadie sepa de ti. Si yo no intentaba protegerte, absolutamente nadie más podría haberlo hecho en ningún lugar de éste pérfido mundo. Por eso hasta el odio más profundo tiene una razón justificada, era amor, el más profundo, el más real, el más amor. No tenías por qué ver lo que yo veo y no quiero ver sólo porque sí.
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