Otra noche más de insomnio. El misterio de la manía, ¿qué fué primero? el huevo o la gallina. ¿La manía causa el insomnio o el insomnio causa la manía?
I want to repeat this image, once and over again, with different characters, different beds, different settings, different voices, different kisses, different colour of condoms, different languages.
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¿Y qué si soy sincera y le digo al mundo que sólo busco s e x o para no tener mal humor, para sentirme humana por cinco minutos? Y no ando falseando ocasiones, desperdiciando tiempo, gastando demasiado alcohol, desperdiciando dinero que mejor sería donado para un niño en situación de riesgo, todo para llegar allí, a donde todos queremos llegar, a la cama. ¿Y qué? Si quiero tomar el atajo e ir directo al punto, sin rodeos, sin mentiras.
Vago por los senderos misteriosos de internet. Ya no puedo salir a la barra de algún bar de moda e intentar cruzar miradas con cualquier extraño que tenga un buen envoltorio, todos los bares están cerrados, y si estuviesen abiertos, ¿saldría de mi refugio para ligar con alguien? No sé. Porque hoy estoy satisfecha, gracias a un extraño (que a penas conozco, porque... ¿quién conoce realmente a alguien?). By the way, ¡gracias extraño! Pero necesito s e x o para llenar esta ansiedad que a veces me come a mordiscos golosos, para seguir al día siguiente sonriente y cómoda. Para no masturbarme tanto, o para masturbarme más pensando en cuando un extraño gentil se abalanza encima mío y siento que aquí, debajo de mi estómago existe vida. Para recordar a todos los extraños de apariencia similar que han calmado estas ansiedades y follarlos a todos juntos, sola, en mi mente, con mi mano.
Sí, a veces debajo de esta capa de mujer forjada con piedras hay vida, vida que no quiere salir corriendo y mostrarse porque sí no más, un fuego que se enciende con el menor roce, un fuego que explota cuando llega un orgasmo. Un misterioso orgasmo. Misterioso, sí, misterioso, cubierto de un tul oscuro, que lo intenta alejar de la luz, que no lo vea, que no lo sienta, que no lo sepa nadie. Un misterio que vuela, que es amigo de las rocas, que vuela con ellas. Es sólo mio, y los puedo ennumerar, uno se convierte en varios, y esa es la sonrisa que tengo ahora en el rostro, no es como las sonrisas de triunfos, sino que es una sonrisa de alegría por haberme sentido flesh & blood por un rato, por sentir que soy ser, que vibro y siento. Aunque lo que los humanos llamen corazón esté olvidado por alguna parte, congelado y lleno de fisuras en estado de convalecencia. Mi cuerpo lo sana. Cuando yo me quiero, las heridas se cierran, cuando yo me quiero experimento placer, cuando yo me quiero, quiero también al mundo.
Pero necesito s e x o para seguir sintiéndome vigente. Necesito salir y atacar, salir y decir I flirt! I see it, I want it, I get it, full stop. Recuerdo aveces esas noches locas, cuando apuntaba a un target y obtenía el puntaje deseado, esas noches locas, cuando mi pelo era muy largo, y muy ondulado, y los ojos no me daban abasto para ver tanto hombre suelto. Y el cuerpo no me daba para follarlos a todos y cada uno de los que me gustaban. De pronto, cuando me corté el pelo, ya no habían tantos hombres, y el vacío de cuerpos que desear casi me vuelve loca. Recurrí a internet y la situación empeoraba. Me dediqué a rezar y poco fue lo que llegó.
It's fine when you stranger come and go. It's fine because we don't need eachother, but yet we need eachother to experiment the joy of pleasure.
S E X O es todo lo que a veces necesito para sentir que estoy, que no me he ido, que en algún momento regresaré.
Vago por los senderos misteriosos de internet. Ya no puedo salir a la barra de algún bar de moda e intentar cruzar miradas con cualquier extraño que tenga un buen envoltorio, todos los bares están cerrados, y si estuviesen abiertos, ¿saldría de mi refugio para ligar con alguien? No sé. Porque hoy estoy satisfecha, gracias a un extraño (que a penas conozco, porque... ¿quién conoce realmente a alguien?). By the way, ¡gracias extraño! Pero necesito s e x o para llenar esta ansiedad que a veces me come a mordiscos golosos, para seguir al día siguiente sonriente y cómoda. Para no masturbarme tanto, o para masturbarme más pensando en cuando un extraño gentil se abalanza encima mío y siento que aquí, debajo de mi estómago existe vida. Para recordar a todos los extraños de apariencia similar que han calmado estas ansiedades y follarlos a todos juntos, sola, en mi mente, con mi mano.
Sí, a veces debajo de esta capa de mujer forjada con piedras hay vida, vida que no quiere salir corriendo y mostrarse porque sí no más, un fuego que se enciende con el menor roce, un fuego que explota cuando llega un orgasmo. Un misterioso orgasmo. Misterioso, sí, misterioso, cubierto de un tul oscuro, que lo intenta alejar de la luz, que no lo vea, que no lo sienta, que no lo sepa nadie. Un misterio que vuela, que es amigo de las rocas, que vuela con ellas. Es sólo mio, y los puedo ennumerar, uno se convierte en varios, y esa es la sonrisa que tengo ahora en el rostro, no es como las sonrisas de triunfos, sino que es una sonrisa de alegría por haberme sentido flesh & blood por un rato, por sentir que soy ser, que vibro y siento. Aunque lo que los humanos llamen corazón esté olvidado por alguna parte, congelado y lleno de fisuras en estado de convalecencia. Mi cuerpo lo sana. Cuando yo me quiero, las heridas se cierran, cuando yo me quiero experimento placer, cuando yo me quiero, quiero también al mundo.
Pero necesito s e x o para seguir sintiéndome vigente. Necesito salir y atacar, salir y decir I flirt! I see it, I want it, I get it, full stop. Recuerdo aveces esas noches locas, cuando apuntaba a un target y obtenía el puntaje deseado, esas noches locas, cuando mi pelo era muy largo, y muy ondulado, y los ojos no me daban abasto para ver tanto hombre suelto. Y el cuerpo no me daba para follarlos a todos y cada uno de los que me gustaban. De pronto, cuando me corté el pelo, ya no habían tantos hombres, y el vacío de cuerpos que desear casi me vuelve loca. Recurrí a internet y la situación empeoraba. Me dediqué a rezar y poco fue lo que llegó.
It's fine when you stranger come and go. It's fine because we don't need eachother, but yet we need eachother to experiment the joy of pleasure.
S E X O es todo lo que a veces necesito para sentir que estoy, que no me he ido, que en algún momento regresaré.
S E X O
S E X O
S E X O
Las monjas y los curas decían que era pecado. El que peca, ¿paga por pecar? Yo quiero seguir pecando, entonces pecando y pecando como si el infierno fuera mi destino. Yo quiero más S E X O. Yo necesito S E X O. Porque este fuego que llevo dentro necesita de ese preciso alimento.
Klaus Kinsky, el mítico actor alemán, escribió su biografía y la tituló "YO NECESITO AMOR" (Ich brauche Liebe). Es una escandalosa y directa confesión íntima. Buscó a lo largo de su vida un afecto que jamás supo conseguir, sus días llenos una ansiedad que sólo lograba apaciguar con sexo, a cada instante, con quien se le cruzara por el camino, sin rodeos, sin facetas. Vida y sexo son para él una sola cosa. Kinsky era sexual, y nos parecemos en eso, aunque el logos domina muchas veces este lado mio que quiere salir. Am Anfang dachte ich, dass ich auch Liebe brauchte, als ich jünger war, aber jetzt bin ich sicher, dass was ich ehrlich brauche heisst S E X. Kinsky, sincero, perturbador y sexual. Yo, perturbada y sexual, también helada.
Cuando tengo esta sonrisa después de una sesión de sexo prestado, de de caricias, compañía, cercanía física me siento renovada. Renovada con lo que no es rutina, con lo que no es mío, con lo que no quiero para mi pero sí busco para poseerlo cinco minutos.
El otro día veía la película argentina "Vidas Privadas" (Cecilia Roth, Gael García Bernal), ella le pagaba a un muchacho para oirlo follar con otra, para que le relate historias sexuales sacadas de algún librucho que se compra en cualquier quiosco. La protagonista, escuchaba cuando follaban, cuando le contaban las historias al otro lado de una pared. Cuando yo follo, al otro lado de la pared, estoy yo misma, mi otro yo, ese que todos tenemos pero que nadie legitima, escuchando y sientiendo todo, vibrando con los gemidos, con las palabras, con las voces, con las vibras, masturbándose, llegando a un orgasmo que no puede gritar, publicar, pero que la quema hasta su última molécula.
Mi otro yo, mi otro y querido yo. Solitario y esquivo, temeroso y fuerte, triste y valiente, desconocido y amado. Mi otro yo, que escucha detrás de las paredes, que se consume mordiéndose los dedos, que duerme cuando yo despierto y despierta cuando yo duermo.
Klaus Kinsky, el mítico actor alemán, escribió su biografía y la tituló "YO NECESITO AMOR" (Ich brauche Liebe). Es una escandalosa y directa confesión íntima. Buscó a lo largo de su vida un afecto que jamás supo conseguir, sus días llenos una ansiedad que sólo lograba apaciguar con sexo, a cada instante, con quien se le cruzara por el camino, sin rodeos, sin facetas. Vida y sexo son para él una sola cosa. Kinsky era sexual, y nos parecemos en eso, aunque el logos domina muchas veces este lado mio que quiere salir. Am Anfang dachte ich, dass ich auch Liebe brauchte, als ich jünger war, aber jetzt bin ich sicher, dass was ich ehrlich brauche heisst S E X. Kinsky, sincero, perturbador y sexual. Yo, perturbada y sexual, también helada.
Cuando tengo esta sonrisa después de una sesión de sexo prestado, de de caricias, compañía, cercanía física me siento renovada. Renovada con lo que no es rutina, con lo que no es mío, con lo que no quiero para mi pero sí busco para poseerlo cinco minutos.
El otro día veía la película argentina "Vidas Privadas" (Cecilia Roth, Gael García Bernal), ella le pagaba a un muchacho para oirlo follar con otra, para que le relate historias sexuales sacadas de algún librucho que se compra en cualquier quiosco. La protagonista, escuchaba cuando follaban, cuando le contaban las historias al otro lado de una pared. Cuando yo follo, al otro lado de la pared, estoy yo misma, mi otro yo, ese que todos tenemos pero que nadie legitima, escuchando y sientiendo todo, vibrando con los gemidos, con las palabras, con las voces, con las vibras, masturbándose, llegando a un orgasmo que no puede gritar, publicar, pero que la quema hasta su última molécula.
Mi otro yo, mi otro y querido yo. Solitario y esquivo, temeroso y fuerte, triste y valiente, desconocido y amado. Mi otro yo, que escucha detrás de las paredes, que se consume mordiéndose los dedos, que duerme cuando yo despierto y despierta cuando yo duermo.
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