No quiero más litio, no quiero tener control cuando llega la noche. Quiero ser un gato negro más dando vueltas por los basureros donde se mantienen las apariencias. Quiero seguir rastreando basura bien envuelta sin mal olor. Quiero seguir el camino de lo fácil. No quiero vaciar más mi cabeza de ideas inspiradoras para tener historias que contar. Quiero repetir estas noches de bajos instintos una y otra vez. Quiero desaparecer del mapa y volver de un salto cuando llega el amanecer. Yo ya no quiero aprenderme nombres, ni mañas, ni muletillas, ni preferencias, gustos ni disgustos. Ya no quiero nada de otro que no sea experimentar, mostrar, ocultar, contar lo que yo quiera de la historia. Todos los valores inculcados se han ido por la taza del wáter. Quiero descascarar la hipocresía de un par de ojos bonitos y no sorprenderme de la desilusión del día a día. Quiero estar en la cresta de la ola y tocar el límite que separa a la vida de la muerte, porque una u otra me dan exactamente lo mismo.

Quiero mirar y atacar.

Yo siempre quiero algo…

Aunque a veces ni yo misma sepa de qué se trata eso.